«La excelencia no es un acto de un día, sino un hábito. Tú eres lo que repites en muchas ocasiones»
Shaquille O´Neal
La Psicología del Deporte, es una ciencia relativamente nueva que se ha integrado cada vez más en el mundo del deporte y de la actividad física en general.
Cuando hablamos del deporte diferenciado de la actividad física, hacemos referencia al deporte de rendimiento, que posee objetivos fijados por el deportista, metas de destrezas y habilidades, normas y reglas preestablecidas que deben cumplirse. Por su parte, la actividad física va a estar más relacionada al movimiento por el simple placer de sentirnos libres, dinámicos y felices. Es una actividad recreativa. Recordemos que la actividad física de por sí, libera endorfinas y ello nos hace sentir más contentos, más alegres y vitales. Pero ambos coinciden en la relevancia de que el entrenamiento al que accedamos sea completo, para que sea un entrenamiento integral. Que no solo tenga en cuenta la técnica, la táctica (estrategia) y lo físico, sino también lo mental. La técnica, por su parte, va a estar relacionada con la cantidad de horas y repeticiones que implementemos en pos del desafío que nos propongamos. Es decir, la cantidad de ejecuciones que hacemos y poder aprender esas destrezas y habilidades. La táctica va a dar cuenta de todas las estrategias que preparemos para llevar a cabo el objetivo, por ejemplo, la manera en la que nos vamos a alimentar en carrera, el análisis de la altimetría y recorridos, qué rivales vamos a encontrarnos, cuáles son sus desventajas y mis fortalezas frente a ellos. En cuanto al entrenamiento físico, da cuenta de todo el equipo técnico que me acompaña en la tarea que voy a realizar: el entrenador, el médico, el deportólogo, traumatólogo, kinesiólogo, cardiólogo, masajista, nutricionista, osteópata, entre otros. Y en relación, al entrenamiento mental va a tener que ver, básicamente, con ser aliados de nuestra mente.
Muchas veces, los preconceptos acerca de la psicología hacen que sea muy difícil, por lo menos en nuestro país, integrarse al ambiente deportivo, pero hoy en día cada vez se hace más evidente que somos un 90% mente y 10% cuerpo. Tanto el cuerpo como la mente se desarrollan en interacción: como por ejemplo, experimentar temor y ver cómo esta percepción se acompaña de sudor, aceleración del pulso cardíaco, dolor en el estómago y un nudo en la garganta. Pero lamentablemente, muchas veces se entrena lo físico y se espera que el resto de las sensaciones se ajusten solas o con el tiempo.
Las neurociencias nos enseñan que al cerebro (como órgano) no le interesa que seamos felices, que nos desafiemos a nosotros mismos, que cumplamos nuestros sueños. Él se contenta con sobrevivir, con la rutina y el automatismo. Y, en esa línea, estar sentados en el sillón mirando Netflix todo el día, es lo que a él le conviene para no correr riesgos. Es nuestra mente la que desea superarse, la que quiere desafiarse constantemente.
Pero entonces, ¿cómo hacemos para conciliar la mente con nuestro cerebro, para que este y sus neuronas no nos bombardeen y combatan cada vez que queramos desafiarnos e ir por más?. Si bien no podemos controlar a nuestro cerebro, sí podemos gobernarlo un poco más. Él está programado para no cambiar, pero tiene una capacidad de cambio que nosotros no empleamos. Desde las neurociencias, se apela a la existencia de una plasticidad cerebral a cualquier edad, siendo el primer paso para intentar cambiar lo que no nos gusta: el autoconocimiento. Es que el cerebro no reconoce realidad o fantasía, reconoce tus creencias. Así, que lo primero para hacer es: creer que lo puedes hacer. Y creer, implica comprender que conllevará trabajo, disciplina, compromiso y tiempo, además de errores. Para las neurociencias cambiar es sinónimo de aprender, y todo aprendizaje conllevará fracaso y fallas en el camino. Por ello, este proceso empieza con el autoconocimiento. Tenés que conocerte para saber qué es lo que querés cambiar.
Siguiendo el autoconocimiento, serán dos las preguntas que guíen nuestro entrenamiento mental: ¿Cómo funcionamos? y ¿qué es lo qué funciona? Los deportistas que deseamos alcanzar nuestro máximo rendimiento, como aquellos que queramos disfrutar más de los entrenamientos y competencias, necesitamos primero adquirir un conocimiento de los principios sobre cómo funciona nuestra mente. Como también, debemos saber qué es lo que funciona en nosotros, para poder potenciar las diversas cualidades propias, identificando qué técnicas y prácticas nos resultan más funcionales y cómo llevarlas adelante. Estrategias que incluso serán diferentes para cada uno de nosotros, porque somos sujetos singulares, diferentes y no todos reaccionamos de la misma manera, como no a todos nos hace bien lo mismo.
Pero ¿a dónde apuntamos con el entrenamiento mental? A poseer una mente más fuerte, a conocernos más y poder identificar nuestras ventajas y debilidades, a poder concentrarnos y tener control mental sobre nuestros objetivos, a que nuestros pensamientos y emociones negativas no nos dominen, a crecer en nuestra autoconfianza y que nuestra motivación se dirija a disfrutar cada vez más de nuestra actividad, mejorando día a día.
Pasa que para beneficiarnos del entrenamiento mental, tenemos que llevarlo a cabo, comprometernos a realizarlo como un entrenamiento más. Tomarnos el tiempo necesario, siendo pacientes con los cambios que buscamos, adquirir los recursos esenciales y, sobre todo, hacer los ejercicios, tal como cumplimos con el entreno físico, táctico y técnico.
La Psicología del Deporte nos ofrece un asesoramiento y asistencia como deportistas y a nuestros entrenadores en forma personalizada, enfocado a optimizar nuestros recursos personales, por medio de técnicas para el entrenamiento de las habilidades mentales que se adaptarán a las necesidades individuales de cada uno. Como también se pueden llevar a cabo encuentros grupales, a modo de talleres, en donde se comparan y capitalicen experiencias de grupo, construyendo entre todos diversas herramientas que ayuden a enfrentar los desafíos propuestos, trabajando temáticas que sean elegidas por ustedes mismos.
Tanto en los encuentros como en el trabajo individual con el deportista, se trabaja con técnicas. Entre las que encontramos las técnicas de escritura en pos de poseer un registro escrito desde el cual poder analizar el entreno realizado y tomar distancia de este, para poder reflexionar sobre él; técnicas de relajación y activación para que el nivel de energía con el que encaremos la actividad y nuestra concentración sean óptimos, eliminando tensiones, temores y ansiedades. En estas técnicas se trabaja desde la respiración, regulando la manera en la que respiramos, como desde la tensión muscular. También existen técnicas de meditación, que consisten en dejar la mente en blanco omitiendo nuestros pensamientos; y técnicas de visualización que básicamente sería “ver con los ojos de la mente”, imaginarnos un escenario en el cual no nos encontramos. Por ejemplo, analizar una performance y revivirla paso por paso en nuestra mente.
Asimismo, se pueden construir diversas herramientas psicológicas para que puedan tener a mano cuando sean necesarias: el manejo del estrés, de la angustia, de la ansiedad previo a la competencia o un entrenamiento dificultoso; control y gestión de pensamientos negativos cuando el día ha sido pesado y tenemos muchas dificultades para concentrarnos, el manejo de la angustia frente a las lesiones y la dificultad e incertidumbre que conlleva su rehabilitación, como la vuelta al ruedo, entre otras.
De más está aclarar que la psicología del deporte no es magia, sino que requiere un entrenamiento tan relevante como el resto de los entrenos mencionados, en donde se creen hábitos y se sistematicen conductas y pensamientos. Es por todo esto que sería oportuno ir incorporándola como una herramienta más que enriquezca tanto el desarrollo deportivo como profesional.
Lo que nos digan nuestros entrenadores, compañeros y lo que leamos en los libros pueden guiar nuestro conocimiento, pero en última instancia el entrenamiento y la aplicación de las habilidades psicológicas van a depender de nosotros mismos.
¡Vos sos el único que va a decidir hasta dónde va a comprometerse con su entrenamiento!
Me encantará leer tus comentarios u opiniones y, por supuesto, contactame si puedo ayudarte de alguna manera.
¡A seguir psicoentrenando!